lunes, 10 de enero de 2011

Como dos gotas de agua



Un montón de gente que conozco se está divorciando. Los que no lo están haciendo, ya lo hicieron y los que siguen juntos no son verdaderamente felices. Los que están divorciados pasan el tiempo buscando a esa persona que los ayude a realizarse emocionalmente. Algunos de ellos han encontrado el amor, mientras que otros todavía lo están buscando.

Yo aún estoy casada, pero a veces me pregunto hasta cuándo. Me pregunto si hay una fecha de vencimiento para el compromiso del matrimonio. He aprendido que el divorcio no conoce de reglas - no es una cuestión de edad o de madurez, porque cuando pienso en todos los matrimonios fracasados que conozco, hay diferentes edades, motivos y situaciones que contribuyeron a la separación. Al final del día, el resultado es el mismo: una familia rota. Una vez que todo ha terminado, hay dos personas que decidieron poner fin a una relación y empezar todo de nuevo. "Empezar todo de nuevo" ... eso suena muy difícil, especialmente cuando uno tiene ya cierta edad y se esta enfrentando a su propia "crisis de la mediana edad," cuando cuestionamos lo que hemos logrado y lo que aún nos queda por lograr. Cuando se trataba de relaciones, yo solía pensar que el secreto para una relación satisfactoria estaba encerrado en esto: "los polos opuestos se atraen", pero entre mas tiempo pasa, mas me doy cuenta de que una relación duradera, se basa más en las semejanzas que en las diferencias.

He notado que hay una nueva tendencia de crecimiento emocional y espiritual últimamente y que la gente está en búsqueda de un significado mas profundo en sus relaciones e invierten mas tiempo en encontrar a su alma gemela, a su otra mitad. La verdad, yo no recuerdo haber emprendido esa búsqueda cuando era más joven. En esa época, sólo estaba tratando de encontrar el hombre que tenía todas las cualidades que yo no tenía para llegar a formar un buen equipo juntos. Encontré a ese hombre. Él es todo lo que yo no soy. Yo soy todo lo que el no es. Aquí está el meollo del asunto, entre más envejecemos, las diferencias que antes no unían se han convertido en la esencia misma de la distancia que nos separa. Este año pasado ha sido un año de crecimiento para mí, en el cual me estoy cuestionando todo, incluso mis valores morales. Siempre he creído que el amor no es un sentimiento sino una decisión. Yo decido a quien yo quiero y le soy fiel a esta decisión - esto es lo que creo: las emociones van y vienen pero el compromiso es el pegamento que hace que una relación dure de verdad. Bueno, esto me trabajó durante muchos años hasta que mi mundo se volteo patas arriba y me di cuenta de que necesitaba algo más, que esto ya no era suficiente.

Recientemente, un amigo mío que experimento un divorcio bien doloroso hace algunos años, estaba hablando con un amigo suyo (que también está pasando por un divorcio!) y le contaba sobre su nueva relación amorosa. El decía que su novia (que también es divorciada, por supuesto) y él eran "versiones masculina y femenina el uno del otro" – Yo escuche la conversación y me fije despacio en esta pareja. Observe como mi amigo y su novia se miraban el uno al otro en una forma que no es común ya en dos adultos en estos días. Se movían al mismo tiempo, terminaban las frases del otro, parecían muy a gusto, estaban en paz, lucían completos. Me alegro mucho por ellos.

Yo creo en las segundas oportunidades... y también en las terceras y en las cuartas. En un mundo perfecto, tendríamos que hacerlo bien la primera vez, pero no vivimos en un mundo perfecto y por medio de los errores es que los seres humanos aprendemos nuestras lecciones. Pero entonces, ¿qué hacer? ¿Nos divorciamos ahora o más adelante o no nos divorciamos del todo? Bueno, de nuevo, estoy haciendo una decisión, pero esta vez, también es una decisión compartida con el hombre que me ha ayudado a construir esta familia, nuestra familia. He decidido hacer un compromiso con este adulto que ahora comparte mi vida. Yo sé que él NUNCA será la versión masculina de mí misma (jamás!), pero prefiero intentar, durante el tiempo que sea posible, aprender a respaldarlo, a apoyarlo, a darle seguridad, en una palabra, a “aceptarlo” por lo que él es y a celebrar lo que el ha traído a mi vida. También he decidido que lo mejor que puedo hacer por mis hijos es amar a su padre y enseñarles a amarlo con sus cualidades y sus defectos, porque se que el no es perfecto – en verdad, nadie lo es.

Esta es una situación en la que todos salimos ganando porque al final, lo unico que buscamos es amar y ser amado. Es realmente nuestra elección si decidimos terminar una relación y darnos una segunda oportunidad como individuos o si le damos la segunda oportunidad a la misma relación que una vez sentimos que era la combinación perfecta. Sólo nos queda esperar que no estemos cometiendo un error, pero si lo hacemos, solo hay que intentarlo de nuevo. Lo mas malo que puede pasar es que con tanta practica en esta labor de amor, con el pasar del tiempo, tal vez lleguemos a sentir que SI estamos hechos el uno para otro, incluso cuando no fue escrito así en las arenas del destino.