lunes, 21 de febrero de 2011

Vivir en oracion

Esta foto es de hace algún tiempo atrás. No es una pose ni un montaje - fue tomada en un momento, al igual que muchos momentos en mi vida, donde estaba orando en silencio, pidiéndole a Dios encontrar la mejor manera de vivir esta nueva vida que tengo ahora. Lo hago casi todo el tiempo, en cualquier momento, todos los días. Si la oración te ayuda ha llegar al cielo, mi boleto ya esta listo...y todo esto es porque tengo un hijo que es Autista.

La gente me dice a menudo que soy una persona especial y por eso Dios me envió a Frankie - es todo lo contrario. Yo no era especial del todo antes de tener a Frankie. A decir verdad, yo no soy especial ahora tampoco; yo soy como cualquier otra madre que se enfrenta a una tarea más difícil que la que tienen las madres de un niño típico. Hay una cosa que tenemos en común: sentirse abrumada! Si no crees en algo más grande que tu misma, es casi inevitable hundirse en la desesperación, pero si enlistas al "mero-mero" en tu equipo, las cosas se ponen un poco más fáciles.

Todos mis hijos han sido una bendición en mi vida y estoy agradecida por esto. Aunque las necesidades especiales de Frankie han sido difíciles de ajustar, es por Frankie que soy más paciente ahora. Debido a Frankie soy más tolerante. Debido a Frankie, ya no juzgo. Debido a Frankie vivo día a día, como se supone que debemos hacer de todos modos, haciendo que cada momento cuente para algo. Atesoro los buenos momentos, ya que son gloriosos y oro mucho cuando atravieso esos días difíciles porque son oscuros y tengo que llegar al día siguiente.

Debo confesar que a pesar de que oro sin cesar, no voy a la iglesia muy a menudo. Se me hace un poco difícil a veces hacerle frente a una hora en el “cuartito de silencio.” No ayuda tampoco que tu hijo no sea bienvenido en la escuela dominical, porque es demasiada distracción para los otros niños. No me quejo, sólo estoy diciendo que la vida no cae en su lugar sin su carga de inconvenientes para nuestros chicos especiales - incluso en la iglesia, donde todos deben ser bienvenidos. Es la verdad y no voy a endulzarla, aun así, no me preocupa tanto ser o no ser “iglesiera" - Sinceramente, creo que Dios todavía me da puntos por hacer el esfuerzo. Él sabe que lo necesitamos en nuestras vidas. Yo se que lo necesitamos. Esto es más poderoso que cualquier homilía que pueda escuchar sentada en un banco de iglesia. El evangelio de Dios está vivo en mi vida y no hay otra manera de describirlo: Yo vivo en las manos del Señor, y ahí es donde mi familia pertenece.

Nuestros niños autistas están aquí para hacernos mejores, para darnos ese empujón extra, dejando de ser mediocres para convertirnos en superestrellas. Es probable que seamos nosotros los que los necesitábamos mas a ellos que ellos a nosotros y hay un Dios allá arriba que decidió juntarnos - seguramente no teníamos esperanzas de salvarnos de otra manera. Yo creo esto desde el fondo de mi corazón y me viene a la mente cada vez que no puede ayudar a mi hijo a superar una crisis. Ya no busco una cura para el Autismo ya que no es una enfermedad sino una condición... como todas las condiciones, quiero que Frankie aprenda a vivir con ella, a aceptarla, a controlarla y a prosperar a pesar de ella. Eso es mucho que pedir, lo sé, pero me estoy haciendo experta en la oración, ya que la práctica hace al maestro!

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