viernes, 9 de julio de 2010

Un mejor YO

Todo el mundo dice que Víctor es igual a mi... yo personalmente no lo veo pero me alegro de que sea así. Secretamente, siempre me he sentido como la niñera extranjera e ilegal que cuida de mis hijos, porque no se parecen en nada a mí, bueno, con la excepción de Víctor! El me recuerda mucho a mis hermanos en su aspecto (a los tres de ellos!) Pero cada vez más me veo a mi misma en su forma de ser. Cuando sonríe, su cara se ilumina y me recuerda a alguien que conozco... Sí, es a mi! Es como mirarme en un espejo, pero siendo mejor.

Víctor es un alma caritativa que realmente disfruta de relacionarse con otras personas; la suya es una personalidad cálida y atractiva que está surgiendo ahora aún más porque el ruido que existía en su interior ya no está allí. Nunca me arrepentiré de haber ayudado a nuestro hijo a encontrar su "mejor yo" con la ayuda de medicamentos. Yo no puedo creer que retrase su tratamiento durante meses porque tenía miedo de ser juzgada como la madre perezosa que no quiere "trabajar" o manejar al niño hiperactivo que Dios le envió. Nadie entiende la hiperactividad mejor que yo que soy un adulta con hiperactividad sin diagnostico y sin tratamiento. Estoy consciente de ello y cada día es una lucha para mí mantener las cosas en perspectiva y bajo control. La lucha por terminar lo que empiezo, en el caos organizado que llamo "mi vida," es mi historia cotidiana. Sé lo doloroso que puede ser tener tanto ruido dentro de tu cabeza que es imposible escuchar tus propios pensamientos... Sé cómo se siente tener que hablar súper rápido por el temor de que tus pensamientos se desaparezcan si no lo haces así, ¡es agotador! Cuando era pequeña, mi madre me tenía que dar valium para poder dormir, pero no la culpo, eso fue en la década de los 70, y todo el mundo estaba en algo!

Hablando ya fuera de broma, cuando Víctor llego a los cuatro años de edad, pude ver claramente en el todas las señales que gritaban ADHD, pero yo espere un poco mas. Me dije a mi misma que yo podría manejar la situacion hasta que este comportamiento afectara su educación, tal vez no pasaría, quien sabe...? pero si paso. Cuando su maestra de preescolar me dijo que debería de evaluar a Víctor por hiperactividad y deficiencia de atención, rompí a llorar. Probablemente no era un gran problema a la luz de tener otro niño que era Autista y estar en el medio de un proceso de intervención temprana intensa, pero en ese momento, me sentí como un fracaso. Sentí que había olvidado a mi otro hijo. Me sentí como si me estaba engañando a mi misma porque no quería que mi niño "perfecto," el que no estaba "roto", también necesitara de atención especial en un momento en que yo ya estaba demasiado exhausta para dársela. Fue un shock, pero me despertó. Después de todas las evaluaciones, optamos por seguir tratamiento sicológico en lugar de medicamentos, parecía más apropiado para su edad y funciono bien, pero no por mucho tiempo. Después del verano, la gran transición al Kindergarten puso a Víctor fuera de control y ahí estábamos otra vez, delante de otra profesora, que nos dice que teníamos que ayudar a nuestro hijo ahora mismo! Dejé de poner excusas y fui a ver a un especialista esta vez, un experto en evaluaciones escolares y comportamiento infantil. Cuando nos dijeron que nuestro hijo, sin lugar a dudas, podría beneficiarse de tomar medicamento, probablemente tomamos como una semana para evaluar los beneficios y las consecuencias de darle medicinas a Víctor. Ahora puedo decir que, después de casi cinco meses y tres tipos diferentes de medicinas, ya se me pasó la vergüenza de buscar ayuda y usar píldoras para ayudar a nuestro hijo. Todos estos miedos y tabúes me parecieron bien inútiles cuando escuché a mi hijo de seis años de edad, responderle a su pediatra, después de sólo un mes de tratamiento, cuando le preguntó cómo las píldoras lo hacían sentir, Víctor dijo: Me hacen ser un mejor yo. Yo no podía estar más de acuerdo. Este mejor Víctor ahora puede hacer dibujos y disfruta coloreándolos...nunca antes había podido hacerlo. Este mejor Víctor habla despacio y coherente, hasta puede respirar entre palabras! Este mejor Víctor se enorgullece de ser un niño grande y se nota cuando se toma el trabajo de completar las tareas que nunca antes pudo hacer. Este mejor Víctor participa en nuestras comidas juntos, sin saltar de su silla.

Víctor sigue siendo nuestro chico encantador, pero es mejor en muchos aspectos que creíamos imposibles y sus verdaderos colores brillen más ahora, porque todas las nubes se han ido ya. Siento no haberle ayudado antes porque me daba vergüenza, pero me alegra ver lo mucho mejor que su futuro puede ser para el porque es EL mismo...sólo que mejor.

No hay comentarios: